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Este BLOG os pertenece, es vuestra puerta al mundo de la escritura, es decir al mundo de la vida. Podéis abrir la puerta con suavidad, sin apenas meter ruido. O podéis abrirla de forma escandalosa, llamando la atención de todos. Podéis entornarla un poco, o podéis abrirla de par en par. Cada uno tiene que encontrar su propia forma de llamar a esa puerta, de abrirla, de hablar con los que están dentro o con los que quedan fuera. Parece fácil, pero ese aprendizaje puede llevar toda la vida.

miércoles, 9 de febrero de 2011

"UNA VIDA. UNA PASIÓN": UN RELATO DE ISABEL GONZALO, DE 3º B ESO

Está claro que a ISABEL GONZALO le gusta escribir. Está claro también que sabe cómo hacerlo. En este blog ya hemos tenido más pruebas de ello. El protagonista de este relato es un pintor, pero la pintura es para él algo más que un pasatiempo, algo más que una forma de ganarse la vida, algo má, incluso,s que un arte:  una forma de vivir, una pasión. De que escribir es también una pasión para ella  nos da muestras  fehacientes ISABEL GONZALO.



"UNA VIDA. UNA PASIÓN." por ISABEL GONZÁLO

Al fin había llegado a lo alto de esa pequeña montaña que se veía desde el albergue en el que me hospedaba.Nunca habría imaginado que tan bello paisaje se encontraría cerca de mí.

Siempre iba con mi trabajo encima. Aunque más que mi trabajo… lo calificaríamos más como… mi pasión.

Mi pasión por el arte de la pintura.

Desde pequeño me ha gustado pintar, y ahora ya a mi edad soy un excelente pintor reconocido en toda España. Mis obras de arte, no habían gustado por si estaban bien o mal pintados. Habían gustado por todo lo que transmitían.

El dolor en los paisajes desolados, alegría en las pinturas más coloridas. Pero sobre todo. Lo que más gustaba, era que parecía como si estuvieras viendo el lugar que había pintado. Todo tan realista… que parecía un cuento. Tan maravilloso como nunca habías imaginado.

Me gustaba transmitir todo lo que yo sentía al ver los paisajes a mis observadores. Quería que lo vivieran. Que sintieran todo lo que la naturaleza nos transmitía. Que no se perdieran nada.

Tras admirar el paisaje y sentir todo la paz que parecía transmitir un lugar tan precioso, decidí bajar hasta una llanura que había cerca.

En seguida un olor a flores silvestres llamó mi atención. Flores de todos los colores. Tan parecidas y a la vez tan distintas.

El sonido de los pájaros sobrevolándome. Cada animal siguiendo el río de su propia vida en el bosque próximo a mí.

Necesitaba hacerle llegar a todos aquellos que no podían contemplar tan maravilloso lugar toda la calma que me llegaba con solo aspirar una bocanada de aire.

Preparé hasta en el más mínimo detalle los colores que necesitaría. Todo tenía que estar perfecto. Cada color en sintonía con otro. Todo tal cual lo estaba admirando yo ahora.

Ya al estar todo listo. Me senté justo detrás del espacio florido, y respiré profundamente para ser uno con la naturaleza. Para fundirme con ella. Me grabé en la cabeza cada imagen, cada sonido, cada olor…

Todo era importante al pintar.

Me gustaba enseñar en mis obras, sobretodo a los más pequeños, que las cosas importantes no tienen porque ser algo que tus padres te compren por capricho, sino que te las puedes encontrar en cualquier lugar.

Solo tienes que aprender a mirar por ti mismo. A sentir lo que los demás o las cosas te muestren, y saber interpretarlo. Al igual que yo lo interpreto en pintura. Todo aquello, que yo había aprendido primero, quería enseñárselo a los demás.

Cuando ya estaba todo listo. Empecé a pintar.

Primero el fondo, el que en esta ocasión iban a ser unas montañas nevadas al atardecer. En ellas se podía apreciar el color grisáceo desde la falda de la montaña hasta un poco más arriba de una llanura que se podía observar desde mi lugar.

Cuando termine, les añadí a los picos el tono blanquecino de la nieve en esta época del año y a esta hora.

Aunque mucha gente pensara que la nieve siempre era igual. Se equivocaba. Depende de la época del año y de la hora del día, se puede ver que la nieve es más oscura según cae la noche, o más brillante según sale el sol.

Hasta el más mínimo detalle es importante a la hora de pintar.

Ya terminando de dar las últimas pinceladas a las montañas, me puse a estudiar el pequeño bosque cerca del lago que se encontraba justo en el centro de toda la naturaleza.

En él bosque, podía distinguir los pinos, los abetos, los robles y los frutales. Todos en armonía entre ellos.

También podía distinguir algún que otro ciervo que se dejaba ver entre los árboles. O las ardillas y pequeños búhos que ya se dejaban ver al estar cayendo la noche. Dibujé cada uno de ellos. Todos serían parte de mi obra, al igual que yo era parte de ellos al ser uno con la naturaleza al pintarlos.

Cada tronco, cada copa, cada flor, cada color. Todo, pero absolutamente todo. Representaba algo importante para ese bosque. Y, para mí, si es parte del bosque cada detalle, también tenía que ser parte de cada persona que lo contemplara.

Si le quitara los detalles, por lo más mínimo que sea, el bosque perdería su belleza, su paz, su armonía… El bosque… ya sería como cualquier otro.

Cuando terminé de pintar un pequeño búho que comenzaba el vuelo en el instante que le vi, repase que todos los detalles estuvieran bien, y pasé a lo siguiente que tenía que pintar. El lago.

Un precioso lago con el reflejo del atardecer. Una imagen que cualquiera que supiera apreciarla le gustaría poder ver. Alrededor del lago había variedades de hierbas y de flores, así que no me podía dejar nada fuera y antes de empezar con el lago y sus detalles empecé primero por su alrededor. Había rosas, violetas, amapolas, tulipanes… Muchas clases de flores. Todas brillantes y resplandecientes.

También había malas hierbas, que también tenían su toque de belleza. Hierbas medicinales, muy útiles y a la vez muy frágiles. Y las hierbas de toda la vida, las normales. No sirven de mucho junto con las malas hierbas, pero… forman parte de la naturaleza y de su curso durante la vida. Así que son igual de importantes como cualquier otra.

Y ya me puse con el lago. Hasta las pequeñas olas que se formaban por el soplo del suave viento era importante para darle vida en un cuadro. Cada brillo por la apuesta de sol era importante. Cada onda que salía al moverse un ser vivo acuático muy cerca de la superficie.

Todo servía para vivirlo. Ya a la derecha de este lago, y la derecha ya de mi cuadro se encontraba una bonita casa de madera.

Por la chimenea salía humo, lo que me decía que ahí vivía gente. Cada color de la fachada era precioso y único. Se veía las ventanas abiertas, y las cortinas violetas clarito ondeando al son del suave viento. Cada baldosa que llevaba a la puerta cubierta de musgo era bonita en este entorno.

Las personas que viven ahí ya estaban acostumbrados a la naturaleza. Había una persona tumbada en un banquito a las afueras de la casa. Contemplando las nubes cada vez más oscuras mientras se acercaba la hora de que cayera la noche. Tenía una espiga de trigo en su boca, seguramente del trigal que tenía cerca de su casa, y tenía los ojos entornados.

Lo miraba mientras leopintaba. Cada facción de su cara. Cada textura de su ropa. Cada detalle. Todo perfecto, para muchos, en un simple cuadro.

La noche caía cada vez más rápido.Los animales de la noche ya estaban fuera. Y nuevos olores y sonidos llenaban el aire. Se podría describir, como un mundo nuevo.

Ya sólo me faltaba el cielo con el atardecer de fondo y las nubes oscurecidas más cerca. Y las flores donde estaba sentado mientras pintaba en el suelo de la llanura desde donde contemplaba todo el paisaje. Las flores iban desde las más exóticas a las más comunes. Todas juntas formaban una extraña combinación, que a la vez le daban a la llanura un toque mágico. Un toque… especial.

Estaba terminando de dar los últimos retoques, cuando la luna empezó a hacer su aparición en el cielo.
Era tan bonita reflejada en el lago junto con miles de estrellas que eran el reflejo de nuestros sueños. Todas y cada una de ellas, especial para alguien. Esencial.

Era una noche perfecta para el paisaje.

Las montañas al fondo ya no se veían casi. El lago, gracias a la tenue luz de la luna, reflejaba todo lo que había tanto a su alrededor como por encima. Y los animales ya hacían acto de presencia en los bosques y entre las flores.

Me tumbé en el pasto a contemplar las estrellas, y vi una estrella fugaz a la cual pedí un deseo. Un único deseo, pero a la vez tan importante…

Un deseo. Un sueño. Una vida. Una pasión…

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