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Este BLOG os pertenece, es vuestra puerta al mundo de la escritura, es decir al mundo de la vida. Podéis abrir la puerta con suavidad, sin apenas meter ruido. O podéis abrirla de forma escandalosa, llamando la atención de todos. Podéis entornarla un poco, o podéis abrirla de par en par. Cada uno tiene que encontrar su propia forma de llamar a esa puerta, de abrirla, de hablar con los que están dentro o con los que quedan fuera. Parece fácil, pero ese aprendizaje puede llevar toda la vida.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

RODRIGO MANGLANO DE 2ºE ESO Y SU VISIÓN DEL 11-M

Un sencillo ejercicio de redacción, propuesto en clase por un profesor sin demasiada imaginación, en que los únicos requerimientos eran el tema -un accidente-, el género literario -narrativo-, la persona del narrador -primera-, y que encerrase algún breve fragmento descriptivo y un breve diálogo, se ha convertido en este caso, por obra y gracia de la imaginación de un alumno de 2ºE ESO, RODRIGO MANGLANO, en un original acercamiento al atentado terrorista del 11-M en Madrid. Por causas bien ajenas a su voluntad, la vida del narrador quedará marcada para siempre por lo ocurrido, como la de miles de  españoles, que recordarán ese trágico día mientras vivan. Esa "niebla blanca" que se apodera del final del relato tiene una fuerza increible y vale más que mil palabras.


PRIMER DÍA DE TRABAJO,  por RODRIGO MANGLANO


Era mi primer día de trabajo y no podía llegar tarde. Sabía que si lo hacía me echarían la primera bronca. Así pues me levanté temprano, me duché y desayuné. Me puse mi preciosa gabardina beis, mis pantalones negros y los zapatos nuevos, después de cambiarme cinco veces de ropa. Una vez vestido me preparé el almuerzo, me despedí de Toby, mi mascota, y me marché.

Mi casa estaba a unos quince minutos de Atocha a pie, así que fui andando.

Yo era una persona alegre, distraída y solitaria. Mi pelo castaño hacía juego con mis ojos y era alto, muy alto. Había hecho la carrera de Informática después de sacar el Bachillerato a la primera. En cuanto a mi vida personal no había mucho que contar: no tenía novia, tenía pocos pero buenos amigos y trataba a Toby, mi cachorro de pastor alemán, como a un hijo.

Estaba llegando a la estación y me di más prisa aún. Cuando llegué me fui a comprar el abono, miré en los carteles cuál era mi andén y fui hacia allá.

Cuando entré en el tren vi una preciosa chica rubia, de ojos verdes, con un traje blanco. Me debí haber quedado mirándola mucho rato, porque se me acercó y me preguntó:

-¿Dónde te bajas?

-En...en Santa Eugenia. ¿Y tú, eh...? -dije con intención de que me dijera su nombre.

-Ana. Yo en Vicálvaro. ¿Cómo te llamas tú? -habló con voz tranquila para que la conversación fuese mejor.

-Juan. ¿Y qué vas a hacer en Vicálvaro? -pregunté.

-Voy a dejar mi trabajo; estoy un poco cansada, la verdad.

-!Qué casualidad! -exclamé- yo voy a empezar el mío. Voy a recordar este 11 de marzo para siempre.

De pronto se oyó un estruendo y se apagaron las luces. Me asusté y me olvide de Ana, a la vez que flotaba. Pero esa ilusión se terminó cuando choqué contra una barandilla y caí al suelo. Noté cómo la sangre me llegaba al párpado e intenté pensar, en vano. No podía hacer nada, mi cuerpo no respondía.

Logré pensar en algo para no desangrarme y morir. Pensé en mi aburrida vida y también en qué era esa niebla blanca, blanca, blanca, blanca...

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho la historia de Rodrigo, está muy bien escrita. A un familiar mío le pasó algo así.

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